Completamente dueño del procedimiento y de su posible utilización, Daguerre empieza su lanzamiento o campaña promocional. Primero intenta crear una sociedad de explotación, por suscripción publica, pero no tiene éxito por ello se lanza a captar “tomas de vistas”, por las calles recogiendo escenas de París. Todo ello con un gran despliegue de ayudantes y material, pero se negaba a dar cualquier explicación sobre el invento, por lo tanto la gente desconfiaba, pero consiguió lo que se proponía que era dar a conocer al gran publico y que la gente hablase de el.
Le llegaron ofertas para comprarle el invento, incluso desde el extranjero, pero se negó a venderlo y decide probar suerte con la academia de ciencias donde hace una exposición, dando toda clase de informaciones, despierta el interés de la academia y acordaron que Daguerre cedería al estado los secretos correspondientes al daguerrotipo a cambio de una pensión vitalicia, anual, de 6.000 francos para el (Daguerre) y 4.000 para el hijo de Niépce.
Así el 19 de agosto de 1839, la academia de ciencias francesa convoca una sesión extraordinaria, para dar a conocer el procedimiento del daguerrotipo llenando de honores y ensalzando a Daguerre como inventor, y relegando a Niépce el papel de mero colaborador.
Le llegaron felicitaciones y condecoraciones de todo el mundo, e inmediatamente Daguerre emprendió la fabricación en serie del material fotográfico. También organizaba demostraciones en público, a las que se invitaba a lo más selecto de París, junto a corresponsales de prensa de toda Europa y América. El invento ya andaba solo, y Daguerre no aporto nada más.
En 1843, publico en la prensa que había obtenido la instantánea de un pájaro volando, pero nunca lo demostró. Poco a poco la verdad se fue abriendo camino, y en el mismo 1839, a raíz de la exposición de Daguerre a la academia, un botánico ingles, testimoniaba que en septiembre de 1827 Niépce visito a su hermano en Inglaterra y le explica detenidamente como es capaz de fijar de modo permanente la imagen de cualquier objeto por la acción espontánea de la luz, acto seguido Daguerre publica un libro en el que minimiza el papel de Niépce e introduce fragmentos de su correspondencia debidamente recortados. En 1841, el hijo de Niépce reacciona y publica una obra titulada “historia del descubrimiento impropiamente llamado daguerrotipo”, en la que este Isidore denuncia todas las maniobras de Daguerre y revela la verdad de los hechos, curiosamente Daguerre no replicó. Además otros historiadores, deseosos de establecer la verdad empiezan a publicar sus estudios, citaremos a Raymond Lecuyer, que en 1945 en su historia de la fotografía es quizás el que mejor supo asignar lo que correspondía a cada uno de los socios y lo expone así:
“Un Niépce necesita de un Daguerre si el investigador solitario de un pueblo de la campiña francesa no llega a conocer al pintor del diorama (Daguerre) quien supo sacar partido de sus largas investigaciones y lanzar con una campaña publicitaria la fotografía el descubrimiento se hubiese quedado perdido para siempre, y se hubiese convertido en pasto de las ratas en los sótanos de una casa burguesa o de campo”.
Daguerre totalmente opuesto al callado Niépce aportó el lado mercantilista y espectacular con un procedimiento cuya originalidad le era propia, de no ser por él, el interés hubiera sido otro, pues el procedimiento era costoso, difícil de manipular y producía una sola prueba no multiplicable, pese a ello se propago por el mundo abriendo definitivamente el campo a la fotografía.
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